BIENVENIDOS


Me he decidido a escribir en este blog lo que me dé la gana, porque me da la gana y para que lo lean a los que les dé la gana. Según una de mis decenas de teorías, la gente que nos escucha (a los que padecemos de verborrea), lo hace, en la mayoría de los casos, por amor o por educación. Los primeros nos quieren y no nos quieren hacer ver que somos unos pedantes aburridos y a los segundos no les parece políticamente correcto mandarnos a la mierda, por lo que se quedan a hacer que escuchan. En ambos casos, ninguno está prestando atención, por lo que la necesidad de comunicación de todos los pensamientos que bullen en mi cabeza no se ve completada. Por este motivo he decidido escribir aquí lo que me dé la gana, entre otras cosas, mis teorías, comentarios sobre el último libro que he leído (o el que leí hace meses) o cualquier otra cosa que me apetezca, para que lo podáis leer aquellos que decidáis hacerlo, es decir, a los que os dé la gana.
Eso sí, que yo siga escribiendo en él, no depende de cuantos lectores tenga... sino de que me dé la gana hacerlo.
¡Un abrazo a todos!

viernes, 23 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

¡¡Hola a tod@s!! Escribo unas lineas para desearos felices fiestas a todos. En estas fechas estamos más sensibles y nos acordamos de los que no pueden estar con nosotros.
Os pido que dejeis la melancolia a un lado y disfruteis todo lo posible con vuestra familia y amigos, dando lo mejor de vosotros mismos y haciendo que los que estan aqui sean felices con vosotros y gracias a vosotros. Entiendo que es la mejor manera de disfrutar todos juntos, y que durante todo el año disfrutemos del recuerdo de estas Navidades.
Ser felices y haced felices a los vuestros.

Un abrazo y Feliz Navidad

lunes, 19 de diciembre de 2011

EL MUNDO DE SUSANA 2

En el mundo de Susana todos pensaban que una sola persona no puede cambiar las cosas. Pero ella sabía que eso no era cierto.
Pasaba el tiempo y sus ojos seguían entreabiertos. Sin darse cuenta, casi sin querer, había desarrollado la capacidad de abrirlos poco a poco y ver la realidad que la rodeaba y disfrutar de la cordura en soledad o en compañía de "El loco de la colina", a quien acudía con regularidad, sin renunciar a la locura que sumía todo su mundo.
Decidió educar a sus hijos en la empatia y el respeto hacía los demás y que, cuando fueran mayores, les enseñaría a abrir los ojos, a que no fueran uno más, luchando por el poder sin tón ni són, sino que pudieran ser dueños de sus actos conociendo la realidad que les rodeara, darles la capacidad de elegir, lo que ella consideraba el mejor de los regalos. Ese sería su legado. De esta manera ella sola estaría cambiando el mundo. Quizá no llegaría a verlo nunca, pero sus hijos educarían a sus hijos con los mismos valores, y quien sabe si estos lo harían con sus hijos a su vez, y a lo mejor, dentro de algunas generaciones, el mundo sería cuerdo y sus tatatatatatataranietos, podrían disfrutar de la libertad, gracias a lo que ella había comenzado.
Ese era su sueño. Sabía que era injusto tener que vivir en la locura, y que sus hijos también lo vivieran, pero también sabía que las grandes cosas se consiguen con constancia y empeño. Ella plantaría la semilla para que las generaciones siguientes solo tuvieran que regarla.

viernes, 9 de diciembre de 2011

EL MUNDO DE SUSANA

 En el mundo de Susana las personas tenían los ojos cerrados. Sólo algunas personas abrían los suyos, y ante lo que veían, se volvían cuerdas. En el mundo de Susana el poder era lo más importante, más importante incluso que la vida de cientos de personas. Los más humildes se sentían poderosos acumulando bienes, compraban y derrochaban el dinero que no tenían, porque creían que eso les hacía más poderosos, y los más ricos luchaban entre ellos por tener más y más poder sobre los demás. A nadie le importaba si para conseguir su meta perjudicaba a una persona o a mil. Los políticos de este mundo, no sólo tenían los ojos cerrados, sino que además los apretaban fuerte para no abrirlos, e incluso algunos se grapaban los parpados para no sucumbir a la tentación, aunque por lo general, nadie quería hacerlo, todos eran felices con los ojos cerrados. Susana iba por su mundo con los ojos entreabiertos. Ella sabía que si se tomaba el tiempo necesario para ello, podría abrirlos del todo, pero tenía miedo. A través de la rendija abierta en sus ojos, Susana intuía una realidad triste, de engaños y torturas. Las personas que tenían los ojos cerrados disfrutaban de su locura y eran felices y ella quería hacer lo mismo, pero no podía porque ya había visto un poco de lo que sucedía en el mundo. Para Susana lo más importante de su vida eran los momentos que pasaba con su familia. Ella atesoraba cada uno de esos momentos en su corazón, como si se tratase de una caja fuerte, y cada vez que sentía miedo, abría su corazón y se refugiaba en esos momentos. Así que vivía fingiendo que tenia los ojos cerrados, intentando no perjudicar a los demás con sus actos y tratando de comprender porque sus semejantes actuaban de esa manera. Sabía que si conseguía reunir el coraje para abrir los ojos del todo, no podría volver a cerrarlos y eso sería horrible porque no podría volver a sonreír, no podría volver a pensar en su familia en los términos en los que lo hacía actualmente y sobre todo, no podría criar a sus hijos como lo hacían todos los demás. Susana no estaba segura de si esto era bueno o malo porque quería que sus hijos fuesen personas normales, pero sabía también que las personas normales eran absurdas, simples, cobardes que no se atrevían a abrir los ojos, como ella.
Susana encontró a una persona que tenía los ojos entreabiertos, pero un poco más que ella: "El sabio de la colina". Se trataba de un señor de edad indefinida. Cuando Susana se encontró con él, se dio cuenta de que, aunque su voz era la de una persona joven, la crudeza de sus palabras no tenía edad, podía tener mil años. Él le explicó que llevaba mucho tiempo intentando abrir los ojos, y compartía los miedos de Susana, pero se había atrevido a abrirlos un poco más y despacio, tomándose su tiempo, continuaba con su intención de abrirlos por completo. Susana le contó al sabio su dilema: "abrir o no abrir los ojos" y, aunque el sabio no le dio ninguna formula mágica, entendió a Susana, la comprendió y a ella le bastó con eso, porque en ese momento se dio cuenta de que su indecisión se debía más que a una simple cobardía, se trataba de amor por su familia. Susana temía perderlos en la cordura si abría los ojos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

ELLAS

Verónica llegó a mi vida en un momento especial. Ella quería ser escuchada y yo estaba allí para  hacerlo. Se metió en mi cabeza, esbozando una historia de dolor y de miseria: su historia. Me poseyó (sí, esa es la palabra) de tal manera que no podía pensar en otra cosa. Las palabras fluían entre mis dedos como si fueran parte de mí, pero no lo eran, era su historia. En cuestión de pocas semanas escribí las primeras cincuenta páginas de su vida, porque ella me las había contado. Verónica es joven, y aunque ella piense que está de vuelta de todo, todavía le queda mucho por aprender. Ella es un alma atormentada, una persona que ha sufrido mucho y, como tal, le cuesta mucho abrirse a los desconocidos. Pensó que sería más fácil contármelo todo a mí, que casi no me conocía, aunque formara parte de mí, pero se equivocó, y ahora se encuentra en un pueblo inexistente, rodeada de sus nuevos conocidos y sufriendo por él, por aquella persona que le arrebato lo poco que le quedaba, y no se atreve a contarme lo que paso después. No sé si es por falta de ganas, o por esa volatilidad que caracteriza a las personas de su edad, pero no sabe como continuar contándome su historia.
Verónica es una chica con carácter, madura en algunos aspectos, debido a todo lo que ha tenido que sufrir, pero la vida le ha negado lo más importante, y por eso, a veces, es como una niña inocente. Es en esos momentos en los que Verónica, que habitualmente parece que se va a comer el mundo, se apaga como una vela con una ráfaga de aire y no quiere hablar, no quiere contarme su historia.
Yo sigo esperando a que ella tenga a bien relatarme lo que aconteció en Hestia, en ese pueblito perdido de la mano de dios, y tendré toda la paciencia del mundo, porque sé que, tarde o temprano, terminará hablando, metiéndose de nuevo en mi mente y obsesionándome hasta que no pueda pensar en otra cosa más que en su vida, en sus amigos y todo lo que pasó.
Mónica por el contrario, es una chica abierta, espontanea y sincera, que se colaba por las noches en mi casa y me susurraba su historia mientras dormía, de esta forma, estuve enterada de todo lo que pasó, y pudimos escribirlo juntas, hasta el final y sin poder parar de hacerlo hasta que no estuvo terminado.
Ellas son mis dos grandes amigas, juntas hemos hecho lo que jamás pensé que podría hacer y  no sé si tengo que agradecérselo u odiarlas por ello, por meterme en un mundo del que ahora no sé salir, sin el que no puedo vivir. Vivo obsesionada, o apasionada, como queráis, buscando, anhelando, cada día, el momento de coger el papel (el Word, si queréis) y escribir sus historias y las de tantas otras personas que están a la cola, sabiendo a cada segundo, que jamás viviré tanto como para escribir todas esas vidas que me son susurradas al oído, y con la absoluta certeza de que mi alma se consume de pena por no poder ver estas vidas en manos de todos vosotros.
Y si en algún momento podéis ser testigos de sus vidas, juzgadme por el estilo, por la gramática o cualquier tema técnico, pero en ningún caso por las historias porque, ya os he dicho que yo no soy su dueña: ellas nacieron solas.
¡¡Un abrazo!!