Tengo la absoluta convicción de que las personas que acarrean algún trauma
son infinitamente más interesantes que las que lo han tenido todo fácil. Los
palos que te da la vida agudizan tu ingenio y te hacen relativizar, mientras
que las personas que lo han tenido todo al alcance la mano no pueden valorar la
vida de la misma manera.
Siempre me he considerado afortunada por los golpes que he recibido, porque
considero que me han hecho más fuerte y más capaz, pero desde hace unos días
¡quiero ser gilipollas!
Sí, como oyes, o lees. Según el diccionario de la Real Academia Española,
la definición de gilipollas es la siguiente:
gilipollas.
(Del caló jili, inocente,
cándido, der. de jil, fresco).
Luego sí,
prefiero ser gilipollas que aguantar golpe tras golpe y ostia tras ostia… Paso de lo de aprender de los golpes, de lo
de levantarte tras la caída, y de todas esas tonterías, que te harán más
fuerte, sí, pero solo para poder superar el siguiente bache y ¿qué pasa cuando
ya te has levantado, cuando lo has superado? Pues que solo te queda esperar el
siguiente.
Así que señores…
yo ¡quiero ser gilipollas!
¿O será que hoy
estoy negativa?
En fin… ¡¡un
abrazo fuerte para todos!!
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